Horacio Elizondo se convierte en el primer árbitro argentino en dirigir el partido final de un campeonato mundial.
En Berlín arbitra el cotejo entre Italia y Francia, en el que los primeros vencieron 5 a 3 por penales, tras igualar uno a uno.
Fueron Árbitros Asistentes los también argentinos Darío García y Rodolfo Otero.
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