DEJAR LA VIDA EN LA CANCHASegún el lenguaje "tribunero", un jugador con mucha entrega "deja la vida" en de la cancha. Bueno, en la emotiva historia de Jacobo Urso, la expresión ya no es en un sentido figurado sino que refleja con certeza lo ocurrido.
El 30 de julio de 1922, San Lorenzo enfrentó a Estudiantes de Buenos Aires. Urso fue en busca del balón con la garra que lo caracterizaba y tuvo un violento choque con dos rivales, en el que sufrió la fractura de una costilla.
Aunque el dolor era intenso y le costaba horrores desplazarse, no quiso salir por nada del mundo.
En una extraordinaria muestra de amor por los colores, desoyó los ruegos de sus compañeros para que dejara el campo y, fiel a su estilo, siguió metiendo.Pero al finalizar el partido ya no pudo con su alma y cayó desvanecido.
El cuadro había empeorado como consecuencia del inhumano esfuerzo y la costilla lesionada le perforó el riñón.Fue internado en el Hospital Ramos Mejía, donde fue operado dos veces.
Afuera del sanatorio, una multitud de hinchas aguardaba un milagro que finalmente no se produjo.La agonía duró una semana y murió a las 18.05 del 6 de agosto de aquel año.
El féretro del símbolo azulgrana fue paseado por el Viejo Gasómetro y allí estuvieron los integrantes de la poderosa selección de Checoslovaquia, que se encontraba de gira por sudamerica, para homenajear a quien consideraron un ejemplo de deportista.
Urso fue velado en su domicilio de Beaucheff 811 y más tarde, bajo una persistente llovizna que puso un marco aún más doliente, 7.000 personas acompañaron sus restos hasta el Cementerio de la Chacarita.
Con la camiseta de San Lorenzo, Jacobo jugó 107 partidos y convirtió 6 goles. Pero más que por su valioso aporte futbolístico, siempre será recordado como el héroe que dio la vida por el Ciclón...
(texto tomado del fotolog de Pablito_ciclón)
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