domingo, 25 de mayo de 2008

Revolución de Mayo


Para nuestros seguidores y amigos de distintos lugares de latinoamérica, aquí va un poco de nuestra historia.

Se conoce como la Revolución de Mayo a una serie de eventos revolucionarios que sucedieron en mayo de 1810 en la ciudad de Buenos Aires, por aquél entonces capital del Virreinato del Río de la Plata, el cual aglutinaba territorios que hoy pertenecen a Argentina, Bolivia, Paraguay y Uruguay, y dependía políticamente de España. La consecuencia de la revolución fue la expulsión de su cargo del virrey Baltasar Hidalgo de Cisneros, y su reemplazo por la Primera Junta.
La revolución de mayo no significó la independencia de España: la Primera Junta aún gobernaba en nombre del rey de España que había sido depuesto en lugar de someterse a la autoridad de José Bonaparte. La declaración de independencia argentina tuvo lugar durante el Congreso de Tucumán del 9 de julio de 1816.
Los acontecimientos de la Revolución de Mayo se centran en una semana conocida como Semana de Mayo, transcurrida entre el 18 de mayo de 1810, cuando se reúnen los primeros grupos revolucionarios, hasta el 25 de mayo, fecha de asunción del primer gobierno rioplatense independiente de España.
Causas internas
Debilidad y desprestigio de la monarquía: la decadencia española, fue un largo proceso que preparó el camino hacia la revolución. En el siglo XVIII, Carlos III logró la revitalización del Imperio, pero la excesiva centralización y la prioridad de los intereses de la metrópoli, provocaron el descontento entre los criollos y, a comienzos del S. XIX, el desprestigio de la monarquía.
Rivalidad entre criollos y peninsulares: en el siglo XVIII, las diferencias entre criollos y peninsulares se agudizaron como consecuencia del incremento de inmigración desde la metrópoli. Los recién llegados lograron dominar el comercio monopólico y hacer grandes fortunas, los criollos querían terminar con la intermediación de los españoles en el intercambio comercial, porque en el intercambio que España hacía con otros países se les hacía un precio y lo revendían en su país a otros.
El sistema de funcionarios: en la organización política, especialmente desde la fundación del Virreinato, el ejercicio de las instituciones residentes recaía en funcionarios designados por la corona, casi únicamente españoles peninsulares sin vinculación con los problemas e intereses americanos. Legalmente no existían diferencias entre españoles peninsulares y del virreinato, pero en la práctica los cargos más importantes recaían en los primeros. La burguesía criolla, fortalecida por la revitalización del comercio e influida por las nuevas ideas, esperaba la oportunidad para acceder a la conducción política.
La iniciativa de Buenos Aires: Buenos Aires logró un gran prestigio ante las demás ciudades del Virreinato luego de expulsar a los ingleses durante las Invasiones Inglesas. Este prestigio fue utilizado como argumento por Juan José Paso para justificar en el cabildo abierto el que Buenos Aires tomara la iniciativa de reemplazar al virrey sin consultar previamente a las otras ciudades del virreinato.

Causas externas
El contexto de la época: la independencia de EEUU (1776) de su metrópoli inglesa sirvió como un ejemplo de una revolución e independencia posible, para los criollos. Además, se estaban empezando a difundir los ideales de la Revolución Francesa (1789); y La Declaración Universal de los Derechos del Hombre y del Ciudadano tuvo una gran repercusión entre los jóvenes de la burguesía criolla. Por otra parte, Inglaterra, en plena revolución industrial, necesitaba nuevos mercados para vender su creciente producción. Gran Bretaña vio, en la desintegración del Imperio Hispánico, la oportunidad de lograr nuevos mercados para incorporar a sus sistema económico.
El trono vacante: la renuncia que había forzado Napoleón de Carlos IV y su hijo Fernando VII, reemplazados por José Bonaparte, no había sido aceptada por los españoles. Éstos comenzaron la Guerra de la Independencia Española y nombraron para su gobierno una Junta Suprema Central y Gubernativa. Las colonias y virreinatos aceptaron la autoridad de ésta, y no la del rey José.
Causa desencadenante: invasión de Andalucía y disolución de la Junta Suprema. El 13 de mayo de 1810 llegó a Buenos Aires una fragata que, además de confirmar que las tropas de Napoleón Bonaparte habían invadido nuevamente España, también traía la noticia de que la Junta Suprema estaba disuelta y que los franceses estaban sobre Cádiz. Esta noticia, inocultable ya, le daba la excusa a los porteños para desplazar al virrey: no existían autoridades con derecho en América. A partir de esto se desencadenó el proceso revolucionario.

Cronología de la Semana de Mayo
Viernes 18 de mayo
El virrey Cisneros intentó ocultar las noticias llegadas desde España. Sin embargo, el rumor había corrido por toda la ciudad. Decidió entonces dar a conocer su versión de los hechos mediante una proclama, intentando calmar a los criollos, y pidió lealtad al rey español Fernando VII. Pero ya era tarde: la agitación popular se hacía cada vez más intensa.
Algunos criollos se reunieron en las casas de Nicolás Rodríguez Peña y de Hipólito Vieytes. El grupo revolucionario formado por estos dos últimos y por Juan José Castelli, Manuel Belgrano, Juan José Paso, Antonio L. Beruti y otros sostuvo reuniones con Cornelio Saavedra, en las que decidieron nombrar una comisión representativa para que pidiera al virrey un Cabildo Abierto, es decir, una reunión extraordinaria. Allí se discutiría si Cisneros debía seguir gobernando.
Sábado 19 de mayo
Cisneros recibió a Castelli y a Martín Rodríguez, quienes le formularon la petición. Lo urgieron para que la convocatoria fuera realizada al día siguiente. El virrey no se decidía, ya que pensaba que un Cabildo Abierto podría resultar en su contra. Decidió que ganar tiempo era imprescindible, y citó a los jefes militares para el día siguiente, en su residencia de gobierno, el Fuerte, para saber si lo apoyarían.
Domingo 20 de mayo
Los jefes militares se presentaron en el Fuerte a últimas horas de la tarde. El coronel criollo Cornelio Saavedra, jefe del Regimiento de Patricios e integrante de la Sociedad de los Siete, concurrió a la reunión. Cuando Cisneros reclamó una respuesta a su petición de apoyo, Saavedra respondió que debía renunciar, ya que la Junta que le había nombrado ya no existía. Solamente defendió la posición de Cisneros el síndico procurador del Cabildo, Julián de Leyva. Sin poder militar para oponerse, el virrey autorizó la reunión del cabildo abierto.
Lunes 21 de mayo
A las 9, el Cabildo inició sus trabajos de rutina, pero se vieron interrumpidos por hombres y mujeres armados que ocuparon la Plaza de la Victoria, hoy Plaza de Mayo, y exigieron a gritos que se convocase a un Cabildo Abierto y se destituyese al virrey Cisneros. Entre los agitadores se destacaron Domingo French y Antonio Beruti. Cisneros, finalmente, firmó la autorización para la anhelada asamblea del día siguiente.
El 21 de mayo se repartieron 450 invitaciones entre los principales vecinos y autoridades de la capital. La lista de invitados fue elaborada por el Cabildo teniendo en cuenta a los vecinos más prominentes de la ciudad.
Martes 22 de mayo
De los invitados al cabildo abierto, muchos no concurrieron por temor, siendo 251 los que se presentaron.
El cabildo abierto se prolongó desde la mañana hasta la medianoche, contando con diversos momentos:
La lectura de la proclama del Cabildo.
el debate, "que hacía de suma duración el acto", como se escribió en el documento o acta, y
la votación, individual y pública, escrita por cada asistente y pasada al acta de la sesión.
El cabildo tuvo como tema fundamental la ilegitimidad del gobierno y de la autoridad del virrey.La teoría de la retroversión de la soberanía, reconocía que, desaparecido el legítimo monarca, el poder volvía al pueblo; y que éste tenía derecho a formar un nuevo gobierno.
Hubo dos posiciones enfrentadas: la del obispo de Buenos Aires, Benito Lué, que marcaba la necesidad de no hacer cambios, y la de Juan José Castelli, que sostenía que los pueblos americanos debían asumir la dirección de sus destinos hasta que cesara el impedimento de Fernando VII de regresar al trono.
Discurso de Castelli:
“Desde que el señor Infante Don Antonio salió de Madrid, ha caducado el gobierno soberano de España. Ahora con mayor razón debe considerarse que ha expirado, con la disolución de la Junta Central, porque además de haber sido acusada de infidencia por el pueblo de Sevilla, no tenía facultades para establecer el Supremo Gobierno de Regencia, ya porque los poderes de sus vocales eran personalísimos para el gobierno y no podían delegarse, y ya por la falta de concurrencia de los diputados de América en la elección y establecimiento de aquel gobierno, que es por lo tanto ilegítimo. Los derechos de la soberanía han revertido al pueblo de Buenos Aires, que puede ejercerlos libremente en la instalación de un nuevo gobierno, principalmente no existiendo ya, como se supone no existir, la España en la denominación del señor don Fernando VII.”
Luego de los discursos, se procedió a votar por la continuidad del virrey, solo o
asociado, o por su destitución. La votación duró hasta la medianoche.
El resultado de la votación —69 a favor y 155 en contra — resolvió que Cisneros debía cesar en el mando.
Se advertían también diferencias en cuanto a las propuestas de formación del nuevo gobierno. Los moderados aceptaban que el mando recayese en el Cabildo, el que debía formar un gobierno "del modo y forma que estime conveniente". Los revolucionarios del pueblo, encabezados por Saavedra, manifestaron "que no quede duda de que el Pueblo es el que confiere la autoridad o mando".
Ante la duda planteada por algunos, de si podía removerse el gobierno sin consultar a las otras ciudades, Paso adujo la llamada teoría de la hermana mayor, por la cual era responsabilidad de la capital iniciar el cambio, bajo la expresa condición de que las demás ciudades[6] serían invitadas a pronunciarse a la mayor brevedad posible.
Miércoles 23 de mayo
El Cabildo regular efectuó el escrutinio y resolvió proceder a elegir al nuevo gobierno, "hasta tanto se congregaran los diputados que se han de convocar de las provincias interiores". Leiva sugirió que Cisneros fuera el presidente de la Junta que se iba a designar, y para ello confeccionó una lista de los futuros miembros.
Los criollos Saavedra y Belgrano, miembros de la lista, se presentaron nuevamente en el Cabildo y presentaron su renuncia. En cambio, aconsejaron que se comunicase al pueblo que la autoridad del virrey había caducado, que el Cabildo asumiera el mando, y que no se acelerase la constitución de la Junta. El Cabildo accedió y se le comunicó al pueblo el cese del virrey, pero antes de dar la noticia se prohibió la salida de los correos al interior, para asegurarse que sólo el pueblo de Buenos Aires estuviera informado.
Jueves 24 de mayo
Reunido el Cabildo, volvió a proponerse la formación de una Junta presidida por el ex virrey y con 4 vocales criollos. Dicha Junta se mantendría hasta la llegada de los diputados del resto del Virreinato. La Junta estaba formada por:
Presidente y comandante de armas: Baltasar Hidalgo de Cisneros
Vocales: Cornelio Saavedra (criollo), Juan José Castelli (criollo), Juan Nepomuceno Solá (español) y José Santos Incháurregui (español).
El Cabildo aprobó la Junta, pero no dieron la noticia al pueblo hasta conocer la opinión de las fuerzas militares. Éstas fueron convocadas, y la jura se produjo a las 15.
Pero cuando la noticia fue dada a conocer, el pueblo volvió a agitarse. Opinaban que "lo de Cisneros presidente de la Junta es igual a Cisneros virrey". Impulsados por la tensión popular, Saavedra y Castelli renunciaron, seguidos por los demás miembros.
Viernes 25 de mayo
Durante la mañana, en un día opaco y lluvioso, los cabildantes se reunieron dispuestos a rechazar las renuncias, aduciendo que la Junta no tenía facultades para negarse a ejercer un poder que el pueblo le había conferido.
Pero los grupos de la Plaza Mayor (hoy Plaza de Mayo) entraron en acción y ante el Cabildo reiteraron exigencias y amenazas. Una delegación de la plaza exigió soluciones inmediatas y se reunió frente al Cabildo golpeando sus puertas y exigiendo saber de qué se trata. La asamblea reunida tomó conciencia de que la mayoría de las tropas no la apoyaba y decidió recibir a la delegación exigiéndole que la petición se hiciera por escrito. Horas más tarde, la diputación presentó un documento, llamado la Petición del Pueblo, en el cual los "vecinos, comandantes y oficiales" en nombre del pueblo, reasumían la soberanía delegada en el Cabildo y exigían que se diera a conocer que habían formado una Junta de Gobierno. Además, se disponía el envío de una expedición de 500 hombres para auxiliar a las provincias interiores.
Los capitulares salieron al balcón para presentar directamente a la ratificación del pueblo la petición formulada. Pero, dado lo avanzada de la hora y el estado del tiempo, la cantidad de gente en la plaza había disminuido, cosa que Leiva adujo para ridiculizar la pretensión de la diputación de hablar en nombre del pueblo. Saavedra contestó enérgicamente, exigiendo
"que se tocase la campana del Ayuntamiento, y si por falta de badajo no se hacía uso de la campana, que se mandase tocar la generala y que se abriesen los cuarteles, en cuyo caso sufrirá la ciudad lo que hasta entonces se había procurado evitar."

Intimidado por la presión popular, el Cabildo aceptó la petición.
Por la tarde, desde los balcones del Cabildo, era proclamada la Junta Gubernativa Provisional o Primera Junta, conformada de la siguiente manera:
Presidente
Cornelio Saavedra (Comandante de patricios)
Secretarios
Dr. Juan José Paso (abogado)
Dr Mariano Moreno (abogado)
Vocales
Dr. Manuel Alberti (sacerdote)
Miguel de Azcuenaga (militar)
Dr. Manuel Belgrano (abogado)
Dr. Juan José Castelli (abogado)
Domingo Matheu (comerciante)
Juan Larrea (comerciante)
Acto seguido, Saavedra habló a la muchedumbre reunida bajo la lluvia y luego se trasladó al Fuerte, entre salvas de artillería y toques de campana.
Circular a los cabildos de las provincias
En el acta del cabildo de Buenos Aires del 25 de mayo, se indicaba a la Junta que enviara una circular a los cabildos de las provincias para que envíen diputados a la capital:
“Apartado X: que los referidos SS. despachen sin perdida de tiempo ordenes circulares a los Xefes de lo interior y demas a quienes corresponde, encargandoles muy estrechamente baxo de responsabilidad, hagan que los respectivos Cabildos de cada uno convoquen por medio de esquelas a la parte principal y mas sana del vecindario, para que formando un congreso de solos los que en aquella forma hubiesen sido llamados elijan sus representantes y estos hayan de reunirse á la mayor brevedad en esta Capital.”
La Junta envió una circular el 27 de mayo solicitando la elección de los diputados.

Consecuencias
Luego de la revolución que tuvo lugar en Buenos Aires de manera inconsulta, las demás ciudades del Virreinato debieron pronunciarse respecto a la misma. Esto no siempre arrojó resultados favorables. En Córdoba Liniers encabezó una contrarrevolución, que finalizó con su fusilamiento y el de sus seguidores. Y en tres sitios hubo resistencia activa: en el Alto Perú, Paraguay y Montevideo, generándose así un descontento hacia Buenos Aires que finalmente llevaría a la disgregación del Virreinato y a que se originaran distintos países.

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